El sábado 8 de noviembre CERAI presentó la campaña de sensibilización ‘Somos lo que Comemos’ en el Mercado Ecológico y Artesanal de Alboraya (Valencia) con la celebración de un encuentro entre productores, consumidores y otros actores de la huerta, sobre los Canales Cortos de Comercialización (CCC).
Los CCC son aquellos circuitos agroalimentarios en los que interviene uno o ningún intermediario. Desde el movimiento de la Soberanía Alimentaria y la Agroecología, los CCC se definen como aquellos espacios económicos en los que tanto productores como consumidores tienen poder de decisión sobre qué y cómo se produce.
CERAI, en el marco de la presentación de la campaña ‘Somos lo que Comemos’, organizó un encuentro entre los distintos protagonistas de la huerta para debatir e intercambiar experiencias sobre la producción y el consumo de proximidad como alternativa al modelo del agronegocio.
Juan Clemente, miembro de la Plataforma per la Sobirania Alimentària del País Valencià, expuso con datos la gran contradicción del sistema agroalimentario actual, que genera millones de hambrientos mientras crecen las cifras de obesidad. También denunció la pérdida de biodiversidad asociada al modelo del agronegocio pues “desde principios del siglo XX han desaparecido el 80% de variedades en el mundo”. Frente a estas cifras se erige el concepto de ‘Soberanía Alimentaria’, acuñado por el movimiento Vía Campesina, como alternativa para que los pueblos tengan poder de decisión sobre aquello que producen y consumen.
El encuentro sirvió para conocer también la realidad de los productores a pie de campo y sus diferentes experiencias. Representando al Sistema Participativo de Garantía (SPG) Ecollaures, intervino Bert, uno de los agricultores que ha optado por certificar su producto ecológico mediante el SPG, que fomenta la confianza entre productores y consumidores. Según Bert, “la comida es algo más que un negocio y los consumidores tienen la responsabilidad de apoyar un sistema de consumo que permita un mundo más sostenible”.
Otros productores, en cambio, apuestan por certificar su producto ecológico con un sello oficial. Es el caso de Vicent Blay, agricultor ecológico de l’Horta Nord de Valencia, que certifica sus productos mediante el sello del Comité de Agricultura Ecológica de la Comunidad Valenciana (CAECV), pues sostiene que pese a dedicarse desde hace más de 20 años a la agricultura ecológica, los canales cortos de comercialización no le permiten subsistir, mientras que el sello del CAECV le ha permitido mejorar la comercialización de sus productos.
El conversatorio contó también con una representante de los Grupos de Consumo, una iniciativa que está proliferando en muchos barrios de Valencia y en otras ciudades, que consiste en la organización por parte de un grupo de personas para poder comprar de forma directa alimentos producidos y elaborados localmente. Sarai Fariñas, miembro del Grupo de Consumo de Russafa (Valencia), explicó cómo estos grupos han servido también para “crear unos barrios más justos y amables con sus vecinos” y cómo desde el grupo de Russafa se está haciendo también una labor de sensibilización en los colegios para introducir productos ecológicos y locales en el comedor escolar. Como dijo Sarai “el capitalismo de consumo nos ha hecho olvidar la importancia de aquello que comemos” y una forma de luchar contra ello es “convertir nuestro carro de la compra en un carro de combate”.
Las tiendas de barrio también estuvieron representadas en este encuentro. Francesca Kone, de la tienda La Remolatxa, ubicada en el barrio de Benimaclet (Valencia), recalcó la necesidad de hacer pedagogía con los consumidores que buscan determinados productos fuera de temporada. Regentar una tienda ecológica implica luchar también contra la idea que asocia el producto ecológico a un precio mayor y conseguir que el consumidor comprenda que “detrás de cada producto hay una historia”.
La presentación de la campaña ‘Somos lo que Comemos’ tuvo lugar en el contexto de la celebración del Mercado Ecológico y Artesanal de Alboraya (Valencia). El apoyo institucional es otro de los aspectos importantes a la hora de construir un modelo de producción y consumo alternativo al agronegocio. El ayuntamiento de Alboraya está dando pasos firmes en esa dirección. Como explicó Estefanía Roig, Agente de Desarrollo Local de Alboraya, el ayuntamiento tiene compromiso de continuidad con el mercado ecológico y artesanal. “Ya hemos concedido 33 autorizaciones, y nuestro objetivo es conceder hasta 80 puestos en el mercado, con licencia para 15 años”, explicó Roig. La concejala de Educación, Anna Bru, remarcó la apuesta del consistorio por introducir el saber relacionado con la agricultura en la escuela. Finalmente, el concejal de Comercio, Sebastián Torres, subrayó la necesidad de apoyar desde las instituciones a la producción local y artesanal por su poder de dinamizar la economía local.
El proyecto de sensibilización ‘Somos lo que Comemos’, financiado por la Generalitat Valenciana, ha arrancado con esta actividad que pretendía un auténtico intercambio de experiencias entre productores y consumidores. En los próximos meses, la campaña seguirá dando sus pasos con el objetivo de dinamizar, concienciar e implicar a la ciudadanía en general y a la comunidad educativa en particular sobre los modelos de consumo consciente y responsable basados en la Soberanía Alimentaria.