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CERAI y AFFA RIF presentan la exposición «El alimento que nos une en el Mediterráneo», con fotografías de Pablo Santana

La exposición «El alimento que nos une en el Mediterráneo» del fotógrafo Pablo Santana podrá visitarse del 14 de marzo al 1 de abril en el Centre Social Flassaders de Palma. La muestra fotográfica se inaugurará el 14 de marzo a las 17:30 H con una mesa redonda sobre el papel de la mujer en el mundo rural y los retos a los que se enfrenta. El acto lo inaugurará la directora general de Cooperació del Govern Balear Laura Celià y contará con la participación de Pablo Santana (fotógrafo), Maria Suau (vocal de la Associació de Varietats Locals de Mallorca) y Josep Moscardó (delegado de CERAI en las Islas Baleares).

La muestra está compuesta por 50 fotografías que visibilizan el rol clave de las mujeres rurales para la resiliencia socioecológica de las comunidades locales del Rif, en la Provincia de Alhucemas, en el norte de Marruecos. Las imágenes transportan a los paisajes rurales y aldeas de Alhucemas y muestran a sus gentes. Podemos ver el día a día de las mujeres de un douar y su trabajo agrícola en las parcelas familiares, una muestra de cómo la creación y el apoyo a emprendimientos y cooperativas femeninas ha supuesto una alternativa para diversificar las economías familiares y facilitar el acceso a un recurso económico. Las fotografías también muestran los sistemas de regadío tradicionales y acequias en recuperación o uso como parte del patrimonio histórico rural mediterráneo.

El papel de las mujeres en la alimentación

En la región de Alhucemas, como en tantas, las mujeres agricultoras tienen un papel fundamental en la alimentación. Las mujeres no solo realizan un alto número de labores agrícolas, sino que también son la encargada de las tareas domésticas y del cuidado familiar. Se encargan de la producción de los alimentos y de su transformación y son las responsables de los huertos y cultivos traspatios, así como, las responsables de los pequeños animales de unidad familiar (gallinas, cabras, ovejas, vacas, etc.). Sin embargo, no son, normalmente, las encargadas de la venta de los productos, por lo que, no se considera que realicen aportes económicos a la unidad familiar. Al mismo tiempo, la conservación de los bienes comunes (la tierra, el agua, las semillas…) y de los saberes tradicionales dependen de las mujeres como garantes de su cuidado, respeto y transmisión a nuevas generaciones.

El paisaje de Alhucemas es mediterráneo y, como tantas zonas rurales de la región, está siendo muy afectado por la erosión y la falta de lluvias que repercuten en una disminución de la producción agraria (principal fuente de ingresos), también por el fuerte éxodo rural de jóvenes y de hombres que marchan a otras zonas de Marruecos e, incluso, a otros países europeos en busca de mejores oportunidades económicas. En el año 2020 Marruecos ocupó el puesto 143 de 153 países en la Brecha Global de Género. La situación de vulnerabilidad de los derechos de las mujeres se acentúa en las comunas rurales, en las que las desigualdades, además, se ven afectadas por otras variables que interseccionan, como la cultura, clase social, el nivel de formación, y que, en su conjunto, frenan el desarrollo socioeconómico de las mujeres rurales.

Desde el año 2007, las organizaciones CERAI y AFFA Rif, junto a los y las habitantes de las comunas rurales de Alhucemas, desarrollan un proceso de promoción de la equidad entre hombres y mujeres, para que la mujer rural participe de manera plena y efectiva en su comunidad y se valore su papel reproductor. A través de la estrategia de desarrollo que están poniendo en marcha ambas organizaciones, buscan mejorar la autonomía de las mujeres rurales y visibilizar la deuda histórica que la sociedad patriarcal tiene con ellas y que afecta a sus derechos fundamentales.

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