Formación sobre sistemas de riego al equipo de coordinadoras en Dajla, impartida por el Ministerio de Desarrollo Económico de la RASD.
La agricultura familiar en los Campamentos de Refugiados y Refugiadas Saharauis se sostiene gracias al trabajo y al cuidado de las mujeres. Los huertos agroecológicos están cultivados mayoritariamente por ellas. Son también ellas quienes asumen el rol de coordinación y relación con las familias y los técnicos en favor de los huertos familiares. Su papel es esencial para el buen desarrollo de la campaña agrícola en los campamentos y para la mejora de la seguridad nutricional familiar.
Se podría considerar que este rol activo de la mujer en la agricultura supone una reducción de la desigualdad con respecto al hombre, que en esta sociedad de base tradicional y heteropatriarcal ostenta las posiciones de poder. No obstante, la actividad agrícola es una novedad en la cultura saharaui, de base nómada, y por tanto no se puede afirmar que este papel de la mujer esté suponiendo la introducción de cambios en las estructuras familiares o en la comunidad.
Por el momento, después de más de una década trabajando con la población refugiada saharaui, lo que podemos constatar organizaciones como CERAI es la capacidad innovadora de la mujer y su buen hacer en el arte de integrar nuevas costumbres a su orden familiar y social.
Mujeres al frente de los huertos familiares
Su papel como coordinadoras en los huertos familiares es fundamental. Desde el año 2010, CERAI trabaja con dos equipos de mujeres de entre 20 y 40 años, algunas solteras, otras casadas, con o sin hijos/as, y sin formación previa en agricultura.
A través de los proyectos de Cooperación llevados a cabo por CERAI, entre 2010 y 2021 se calcula que se ha formado a unas 20 mujeres como coordinadoras de unos 320 huertos.
Su función es dar seguimiento y apoyo técnico a las familias que cultivan huertos y hacer de mediadoras con los ingenieros agrónomos del Ministerio de Desarrollo Económico de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que son hombres en su totalidad. A estos grupos cabe sumar el de otras 8 monitoras especializadas en el cultivo y los beneficios de la moringa, que se acabarán de formar en este 2021 a través de otro proyecto impulsado por la cooperación española y coordinado por CERAI.
Más cuidados: del huerto al entorno familiar
Además de su función como coordinadoras de los huertos, estas mujeres desarrollan cada día las labores domésticas y de cuidados de la familia. En este contexto de refugio, la mera logística familiar, la espera en los puntos de recogida de alimentos y agua, así como la procuración de otros servicios, se vuelven tareas complejas que recaen en las mujeres. En general, está aceptado y “normalizado” que las mujeres en los campamentos trabajen fuera de sus hogares, en diferentes ámbitos y profesiones (sanitario, educación, administración, etc.), y, como en muchas otras sociedades, la mujer saharaui tiene una “doble carga de trabajo” diaria.
La mujer saharaui ante la COVID-19 y el conflicto con Marruecos
Los campamentos de refugiados saharauis no son ajenos a la crisis de la COVID-19. Esta ha generado mayor inseguridad alimentaria y una disminución de los recursos económicos de las familias. Por otro lado, la ruptura del alto el fuego por parte de Marruecos el 13 de noviembre de 2020 ha generado una vuelta al conflicto armado en el Sáhara Occidental. Esta grave situación está causando el desplazamiento de población de los territorios liberados, mujeres y niños/as principalmente, a los campamentos de refugiados/as, incrementando las necesidades básicas de ayuda alimentaria.
La evolución de ambas crisis será determinante en el frágil equilibrio de la vida en los campamentos de refugio. No se puede predecir el resultado final, pero sí se puede afirmar que una parte importante del retroceso de derechos y de la sobrecarga para la recuperación está cayendo y recaerá sobre las mujeres.