CERAI

Hacer del sistema alimentario el motor de la transición y del desarrollo local

La publicación Journal RESOLIS núm. 22, editada en octubre de 2019 por la asociación francesa RESOLIS, está dedicada a analizar la cuestión de la transición agrícola y alimentaria en Francia, con la inclusión de un estudio sobre 350 iniciativas locales por una alimentación responsable y sostenible.

Este número recoge una colaboración de CERAI en la cual se explica cómo ha sido el proceso de identificación de 100 iniciativas agroalimentarias sostenibles en el estado español, y que es el resultado de un trabajo realizado por CERAI en colaboración con RESOLIS, la Fundación Asamblea de Ciudadanas y Ciudadanos del Mediterráneo y Mensa Cívica, con la financiación de la Fundación Daniel y Nina Carasso. El artículo, escrito por las técnicas de CERAI responsables de este proyecto, Lola V-Almazán y Mónica Herrera, está disponible en francés en las páginas 46 y 47 de la publicación.

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Lo reproducimos a continuación en su traducción al castellano:

En el Estado Español está en marcha un proceso de transición agroalimentaria que arranca con fuerza en el año 2015. Por un lado, a nivel global se lanza el Pacto de Políticas Alimentarias Urbanas de Milán, en el que se anima a las ciudades a desarrollar sistemas alimentarios sostenibles que garanticen alimentos saludables y accesibles a toda su población, proteger la biodiversidad y reducir el desperdicio de alimentos; por otro, en las elecciones municipales del 2015 llegan al poder distintos grupos políticos en varias ciudades, más cercanos a los movimientos sociales y con apertura para emprender nuevas líneas de acción, que toman la alimentación sostenible como bandera, firman el Pacto de Milán y ponen bajo el foco la gestión del sistema alimentario a nivel local. Ciudades como Valencia, Zaragoza, Valladolid, Madrid o Barcelona arrancan procesos de análisis y propuestas de acción para mejorar la alimentación de la ciudadanía. Y al calor de estos movimientos, en el año 2016, nace la Red de Ciudades por la Agroecología, como plataforma de apoyo conformada por las ciudades y entidades locales que abordan procesos de transición alimentaria.

No podemos dejar de nombrar la relevancia que en este proceso de desarrollo de alternativas ha tenido la Fundación Daniel y Nina Carasso, que en estos años comienza a apoyar proyectos orientados a fomentar sistemas alimentarios sostenibles, desde distintos enfoques; y que ha permitido a entidades como CERAI poder abordar su trabajo de investigación de forma efectiva.

En este contexto surge la oportunidad de desarrollar el trabajo de identificación de 100 iniciativas de alimentación responsable y sostenible (IARS) en España y valorar sus impactos positivos. La problemática del sistema alimentario es global, y tiene impactos negativos que afectan tanto a nivel global como local, a lo largo de toda la cadena agroalimentaria. España no es una excepción, y los productos alimentarios globalizados, respaldados por la agroindustria y las grandes cadenas de distribución, han ganado terreno; es evidente que en la alimentación de las familias españolas la parte «globalizada» supera hoy en día a la «territorializada» o local. En el extremo productivo de la cadena, hoy en día en España tan solo el 4 % de la población activa se dedica al sector agrario, cuando a principios del siglo XX la agricultura ocupaba al 66,7 % de la población. La crisis es clara y la necesidad de cambiar la tendencia también.

Con el objetivo de dar visibilidad al movimiento de transición que está en marcha en el estado español y que ya está trabajando para la construcción de sistemas alimentarios territorializados (SAT), CERAI, con el apoyo de la Fundación Asamblea de Ciudadanos y Ciudadanas del Mediterráneo y Mensa Cívica, ha adaptado y profundizado la metodología de RESOLIS, avanzando y dando un salto cualitativo en el desarrollo de herramientas para la valoración de los impactos positivos de las IARS. En base a los principios de la Soberanía Alimentaria, la Economía Social y Solidaria y el Ecofeminismo, estas iniciativas trabajan desde lo local en la transformación del sistema alimentario hacia un modelo más sostenible ambiental, social y económicamente; apostando por primar la proximidad, pero también la diversificación; que sea justo para todas las partes, que busque estar en red con su territorio y en el que se cuide a las personas que forman parte de él.

De las 100 iniciativas identificadas, el sector que predomina es el productivo, con 45 iniciativas, 26 de las cuales son de producción agrícola. Le sigue la restauración con 14 y la transformación con 13. Respecto a la distribución geográfica, en la selección se ha tratado de identificar iniciativas de todo el territorio español, con al menos 3 años de recorrido, intentando que hubiera una buena muestra de diferentes territorios y tratando de dar visibilidad a las zonas menos pobladas. El predominio de iniciativas productivas muestra que es el sector más desarrollado en la transformación del sistema alimentario enfocado en la soberanía alimentaria, la economía social y solidaria y el ecofeminismo. Del resto de sectores se han encontrado menos iniciativas porque realmente existen menos. Las personas que apuestan por dar un cambio y vivir en el campo haciendo algo que les gusta lo hacen en la producción antes que en la transformación, comercialización… Influye, además, que generalmente las inversiones iniciales en la producción son menores que en otros sectores que requieren más infraestructura.

Entre las principales conclusiones que se han extraído del análisis, destaca la valoración muy positiva que se hace de los beneficios que generan las IARS en su entorno y en la economía local del territorio. Se identifica la necesidad de desarrollar estrategias de diferenciación frente a los avances de la gran industria en la producción “ecológica”. Por un lado, las IARS deben destacar los valores de la pequeña producción: calidad del producto, cuidado del medio ambiente, desarrollo local, confianza, trato cercano, bienestar animal, etc. Y por otro, generar redes de apoyo efectivas, que generen soluciones a las principales problemáticas compartidas y que puedan tener un papel frente a las administraciones públicas. Relacionado con esto, se destaca la importancia de elaborar buenas estrategias de comunicación.

Una de las principales dificultades que encuentran las IARS es alcanzar la sostenibilidad de sus proyectos, no sólo económica sino también personal, por lo que un trabajo serio de desarrollo de herramientas de apoyo en esta línea se hace necesario. En este ámbito destaca el trabajo que se está desarrollando por URGENCI y Ecologistas en Acción (Red de Agroecología en Acción: http://agroecored.ecologistasenaccion.org/) para profundizar el debate y buscar estrategias efectivas que permitan a las personas compaginar su vida personal y laboral de una manera sostenible.

Respecto a los procesos de desarrollo de políticas públicas de gestión del sistema alimentario, son muy pocas las iniciativas que se han involucrado en las estructuras públicas de participación creadas por las administraciones – Consejos Alimentarios, procesos de creación de Estrategias Alimentarias, etc. Existe una clara brecha entre la gestión política alimentaria y el sector de la pequeña producción-transformación-distribución. En este sentido, se valora como positiva la existencia de entidades y organizaciones sociales, como CERAI, URGENCI, Ecologistas en Acción, etc., que llevan a cabo proyectos de apoyo al sector productivo y de transformación, y que pueden servir de puente entre los procesos impulsados desde lo público y el trabajo local desarrollado por las IARS.

Los apoyos de las Administraciones Públicas (AAPP) a las iniciativas locales se valoran de formas muy diferentes. Por un lado, se consideran positivos los apoyos «directos», como la puesta en marcha de mercados no sedentarios municipales o la cesión de locales para la creación de obradores colectivos. Se valoran más negativamente cuando se refieren a subvenciones o ayudas económicas, puesto que suelen implicar trámites con una alta exigencia burocrática y muy poco flexibles, que no se adaptan a sus necesidades reales, ni a su capacidad de gestión, ni a su tamaño. Para tratar de solucionar esta problemática, una de las líneas de trabajo actual de muchas entidades es la incidencia política, a través de la cual se pueden conseguir cambios normativos para que la legislación se adapte a la realidad de las pequeñas iniciativas del sector agroalimentario. Citamos, por ejemplo, los avances en distintas políticas locales que han permitido la flexibilización de la normativa higiénico-sanitaria, la adaptación de las guías de buenas prácticas en la transformación, la creación de obradores compartidos, etc. La visibilización de las 100 iniciativas y el hecho de conocer su realidad e impactos puede orientar a las AAPP sobre hacia dónde orientar sus apoyos de forma más efectiva y útil. También se valora como muy necesario el crear estructuras estables de gestión y toma de decisión, públicas y participativas, con heterogeneidad de actores y actrices, que puedan mantenerse en el tiempo, con independencia de los cambios políticos, para reforzar el modelo de gestión sostenible del sistema agroalimentario.

Actualmente, el trabajo en España se concentra en consolidar los procesos iniciados a nivel político y social. Después de la identificación de las 100 IARS, se busca aterrizar más con un enfoque muy práctico, y se trabaja para destacar las herramientas que permiten a las iniciativas con impactos más importantes funcionar adecuadamente y tener buenos resultados. Se busca que puedan orientar a las iniciativas que quieran emprender un proyecto nuevo, y apoyar a las que quieren consolidar y/o escalar un proyecto ya en marcha.

Nos encontramos en un momento crucial para consolidar el camino emprendido. El cuestionamiento del sistema agroalimentario establecido no tiene vuelta atrás, y está en nuestras manos trabajar para que las iniciativas que ya están en marcha puedan ser más sostenibles y vivir dignamente con su trabajo. Es una responsabilidad de todas no dejar nuestra alimentación en manos de las grandes corporaciones y apostar de forma decidida por un cambio de modelo y por las personas y los territorios que están detrás de las IARS.

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