Imagen: Explotación familiar de Doué, Salif Pam, producción diversificada, en este caso de calabaza
Como continuación de una estrategia de trabajo con la Union des Jeunes Agriculteurs de Koyli- Wirnde (UJAK) iniciada en 2016, desde CERAI estamos trabajando en la comuna rural de Guédé Village, ubicada en el departamento Podor, Región San Luis, en un proceso de transición agroecológica. Esta actuación está financiada por la Direcció General de Cooperació del Govern de les Illes Balears.
El proyecto consiste en apoyar y reforzar las capacidades de la pequeña producción familiar, especialmente a grupos de mujeres productoras, introduciendo prácticas de producción agroecológicas, apoyando el mantenimiento de los cultivos locales en vías de abandono, y sensibilizando a la población en edad escolar sobre soberanía alimentaria y agroecología.
La presente campaña agrícola no ha sido ajena a la pandemia. La crisis de la COVID-19 estalló mundialmente cuando iniciábamos las primeras actividades de sensibilización en centros escolares de la región de Podor. En los meses posteriores, las medidas de prevención de la propagación del virus supusieron una disminución de los ingresos familiares por la venta de hortalizas y una escasez de granos y semillas. Como medida de urgencia, desde CERAI decidimos apoyar a las familias en el acceso a los medios básicos y en la realización de las labores de campo indispensables para poder iniciar la campaña agrícola de lluvias (hivernage).
Con la colaboración de la UJAK y la ágil respuesta del Govern Balear, pudimos poner en marcha medidas para mitigar los efectos de la COVID-19. “Tras las medidas adoptadas para paliar, en la medida de lo posible, las consecuencias de las restricciones para contener la pandemia, la situación de parte de las parcelas se empezó a mostrar favorable, llegando a tener 17 especies en cultivo”, explica Amagoia Labarga, técnica de Cooperación de CERAI en Senegal.
Pero entonces llegó la estación de lluvias, con grandes inundaciones y con el desbordamiento del Río Senegal, lo cual dio al traste con las buenas previsiones de la campaña agrícola y echó a perder gran parte de la producción.
Los cultivos más afectados con pérdidas totales fueron la okra, berenjena, pepino, patata dulce o boniato, lechuga, nabo, perejil, sorgo y mijo.
También se vieron mermadas las cosechas de pimiento morrón, ibiscus, berenjena amarga y melón. Aguantaron algo mejor las producciones de guindilla, maíz, calabaza y sandía.
Ante tal situación, no quedaba otra que volver a la carga y volver a poner en marcha las parcelas, “con el objeto de diversificar sus platos y bolsillos con berenjena, col, okra, chile, cebolla, maíz, tomate, djiakhatu/berenjena amarga, nabo, zanahoria y calabaza. En algunas parcelas ya empiezan a recoger frutos, mientras en otras los semilleros están creciendo o en la fase de puesta a punto”, explica la técnica de CERAI en terreno.

Semillero de diferentes variedades de pimiento e ibiscus, en la parcela comunitaria del grupo de promoción femenina de Fondé Ass
La retirada definitiva del agua de todas las parcelas está permitiendo encarar la recta final del proyecto, cerrar las formaciones, y avanzar en los casos de estudio de decrecida y semillas campesinas.

Cuando el agua se retira, en la parcela de Sidy Boubou Ba en Belel Kelel, se plantan en asociación judías y maíz
En los meses que quedan de proyecto, se mantendrá el afán por avanzar en la transición por una agroecología en la zona.