La campaña agrícola 2020-2021 en las wilayas de El Aaiún y de Dajla llega a su recta final. Durante este mes de mayo, y antes de que suban más las temperaturas, las familias que cultivan en los huertos familiares se están empleando con dedicación a recolectar las diferentes hortalizas que han dado por lo general buenos resultados. La campaña se inició en septiembre pasado, mientras que el periodo de siembra se realizó durante el mes de octubre. En noviembre las familias ya empezaron a cosechar nabos, lechugas y cilantro.
En esta campaña agrícola, desde CERAI hemos apoyado 151 huertos familiares de unos 100 m2 en los campamentos de población refugiada saharauis en Tindouf, Argelia, en el marco del proyecto “Mejorado acceso a alimentación fresca de calidad de la población saharaui por apoyo a las redes formales de mujeres productoras y familias”, en coejecución con el Ministerio de Desarrollo Económico de la República Árabe Saharaui Democrática (MDE), y con la financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
En el proyecto actual, continuación de otros tantos similares que amplían el número de huertos familiares en los campamentos, se han propuesto algunas mejoras. Una de ellas ha consistido en la ampliación y profesionalización de los huertos de las coordinadoras de sendas wilayas, El Aaiún y el de Dajla, con la ampliación de muros y superficie, dotación de un invernadero más amplio y en algunos casos la mejor del sistema de riego.
Las coordinadoras de los huertos, con el acompañamiento de los agrónomos del MDE, son las encargadas de formar a las familias y sus huertos experimentales ayudan mucho a su labor de seguimiento y apoyo técnico. Gracias a ellas y a los técnicos del MDE que hacen el seguimiento de los huertos de forma periódica, hemos podido ver la evolución de los cultivos y del trabajo de las familias durante estos meses. Una selección de familias en ambas wilayas ha ido registrando el peso diario de lo que iban cosechando, para saber qué potencial productivo pueden llegar a tener los huertos familiares en los campamentos de refugiados/as saharauis. La toma de medidas no suele ser tarea fácil, ya que la producción se comparte habitualmente con familiares y vecinos, lo que dificulta obtener datos reales de cosecha.
Debido a la COVID-19, ha sido más difícil generar espacios de intercambio de resultados y de experiencias. Por ejemplo, no se han podido llevar a cabo los encuentros presenciales entre las familias, las coordinadoras y los técnicos durante el avance de la campaña. No obstante, se han mantenido visitas semanales por parte de las coordinadoras a los huertos familiares en el área donde viven y trabajan, su daira (municipio).
Con todo, las familias han seguido cultivando sus huertos, hasta llegar al mes de mayo, mes en que ya las temperaturas empiezan a ser bastante elevadas, ya se llega a más de 30º C durante el día y muchos cultivos llegan al final de su ciclo. En muchos huertos ya han tenido o están teniendo cosechas generosas de tomates, cosechas que, en general, empezaron en febrero y que se prolongan hasta junio aproximadamente.
Hasta junio e incluso julio, a pesar de que en esta zona del Sáhara donde están emplazados los campamentos de población refugiada saharaui se llega a temperaturas de 50º C o más, puede quedar algún cultivo por cosechar, como es el caso de melones y sandías, que se suelen sembrar en el mes de febrero. Para la mayoría de cultivares, se termina el ciclo debido a las altas temperaturas y, por lo tanto, a una casi inexistente humedad ambiental.
Mayo es el momento de organizar y guardar a buen recaudo las semillas que se hayan recogido en sus huertos. Ese es el tercer pilar innovador de este proyecto: la obtención y mantenimiento de las semillas que muchas familias ya están empezando a obtener. Se cierra así el ciclo de la autosuficiencia en algunos huertos.
Al finalizar esta campaña agrícola de huertos familiares, 2020-2021, y pasados los meses de más calor (finales de junio, julio e inicios de agosto), se comenzará con la preparación del suelo mediante el aporte de estiércol de cabra y oveja de los corrales familiares. También se aprovechará para repartir semillas adaptadas a zonas áridas y para poner a punto los sistemas de riego.
Y con todo listo, en septiembre se iniciará un nuevo ciclo de cultivo de los huertos familiares correspondiente a la campaña agrícola de 2021-2022.