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Repensar el modelo alimentario en tiempos de pandemia: Las semillas campesinas

El lunes 15 de junio organizamos la tercera charla del ciclo ‘Conversaciones para un post Covid-19: La alimentación sostenible como garantía de futuro’, que en esta ocasión propició un debate sobre la necesidad de preservación de las semillas campesinas como garantía para la soberanía alimentaria de las comunidades. Contamos con la participación de ponentes de Bolivia, Francia, Mauritania y les Illes Balears que profundizaron sobre esta temática. Puedes ver la charla completa en el siguiente vídeo. Más abajo, ofrecemos un resumen de las principales ideas.

Moderó el conversatorio la coordinadora de CERAI en Senegal Amagoia Labarga, que refirió a la importancia de la promoción de las variedades y las semillas locales en los proyectos que ejecuta CERAI en este país. “Las semillas campesinas hay que considerarlas como parte de la agroecología para garantizar la Soberanía Alimentaria. Las semillas son el mayor potencial para procurar los alimentos en calidad y en cantidad, están adaptadas al medio ambiente cambiante, a la salinidad de las tierras, al estrés hídrico de Senegal, y contribuyen a la mejora de las condiciones de vida de la población y su cultura, conforman la riqueza del continente, favorecen la salud y la autonomía de la población”. Con estas palabras resumía Amagoia una declaración de productores/as senegaleses que pone en valor la importancia de las semillas campesinas. Así dio paso a las intervenciones de las personas ponentes invitadas al encuentro online.

Bolivia y las amenazas a su exuberante biodiversidad

Inició su intervención la directora regional del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado en Cochabamba, Bolivia, Nancy Camacho, quien alertó de la presión a la que está sometida la biodiversidad en este país, donde CIPCA trabaja en contribuir al fortalecimiento de las organizaciones campesinas indígenas, siendo la entidad socia preferente de CERAI en el país. Según explicó Nancy, CIPCA trabaja para promover una propuesta económica productiva de base agroecológica, donde las semillas campesinas tienen un papel fundamental.

La directora regional de CIPCA en Cochabamba aportó muchos datos y evidencias que apuntan a la situación de pérdida de biodiversidad en el país debido a la monoproducción de hidrocarburos, la deforestación y la expansión de monocultivos agroindustriales. «La agroindustria, la deforestación y el extractivismo atentan a los sistemas de vida», afirmó Nancy Camacho. Frente a ello, CIPCA apuesta por garantizar la seguridad alimentaria mediante una apuesta por la diversificación productiva campesina. Y en línea con este planteamiento, la dirigente de CIPCA mostró su preocupación por la aprobación reciente de un decreto que autoriza de cinco cultivos transgénicos en el país: maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya.

“El plato de comida de los bolivianos se compone de un 88% de productos ligados a la agricultura familiar campesina. El sector campesino indígena produce el 96% de los 39 productos que diariamente se consumen en Bolivia. El 87% de las semillas son de producción local”, aportó como datos para defender el papel relevante de la agricultura familiar campesina frente a los cultivos transgénicos.

Multiplicación de semillas en Mauritania

Desde Mauritania intervino el coordinador de CERAI en el país, Abou Abdoulaye BA, quien inició su intervención describiendo los problemas de desertificación en el país, donde CERAI trabaja con comunidades rurales en Trarza y Gorgol, apoya proyectos de transición agroecológica, agricultura familiar y fortalecimiento del rol de la mujer rural.

Desde el año 2013 CERAI trabaja en la multiplicación de semillas. La realidad es que en Mauritania la mayoría de semillas vienen de fuera, son híbridas, cuestan mucho dinero, y es un problema muy serio especialmente en la horticultura”, apuntaba Abou. Frente a ello, CERAI pidió apoyo a expertos de Canarias y de Aragón para poner en marcha un banco de semillas local y una red de intercambio, para no depender de la importación de semillas y contar con variedades adaptadas a las condiciones agroclimáticas.

Entre los resultados, Abou explicó cómo se han logrado multiplicar semillas de lechuga, pimientos, berenjena, tomate, calabaza, melón, sandía, etc. “Con la pandemia se ha evidenciado la importancia de tener estas semillas propias y no depender de su importación”, concluyó el coordinador de CERAI en Mauritania.

Póster sobre semillas locales de Trarza, en Mauritania (CERAI), que se usan en los huertos

Variedades locales y soberanía alimentaria en les Illes Balears

Desde Mallorca intervino en el conversatorio Aina Socies, miembro de la Associació de Varietats Locals, que trabaja desde el año 2002 en la recuperación de las variedades locales. En los años 2012-2013 iniciaron un proyecto de multiplicación de semillas de variedades locales, animados por la asociación Les Refardes, de Cataluña, con el apoyo de un vivero de Mallorca y del Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA) en Madrid, que proporcionaron las primeras semillas.

Según explicó Aina, “el proceso de multiplicación es una parte. En el campo, también las caracterizamos para conocerlas y difundir a las personas interesadas en consumir estas variedades. Por ejemplo, en Mallorca hay una gran variedad de coliflores, cuyos procesos se han visto alterados por el cambio climático”. El proyecto de extracción y secado se realiza normalmente en jornadas de voluntariado, y luego se realizan pruebas de germinación antes de poner en venta las semillas. El envase se realiza en formato de sobres, con la colaboración de un centro de salud mental de un pueblo de Mallorca. Las semillas se pueden adquirir en 23 tiendas colaboradoras en Mallorca, 2 en Menorca y una tienda online.

Imagen de la web de Varietats Locals: https://www.varietatslocals.org/

Actualmente hay alrededor de 15 agricultores/as de la asociación multiplicadores, todos con producción ecológica certificada, y uno en producción agroecológica. En el transcurso de estos años, la asociación ha trabajado con unas 60 variedades locales y 18 especies, y a través de las tiendas han vendido unos 4.680 sobres de semillas. Anualmente, editan un catálogo de semillas donde se pueden observar las novedades introducidas durante el año. Aina finalizó su intervención con un llamamiento a sumar nuevos socios para seguir trabajando en la recuperación de variedades locales y multiplicarlas con mayor autonomía.

La conservación y el intercambio de semillas son prácticas vitales, tanto en Senegal como en Francia

Esta es la idea que transmitió desde Francia la responsable de programas de SOL, Alternativas Agroecológicas y Solidarias, Audrey Boullot: «Animamos a los/as agricultores/as a usar sus propias semillas allí donde trabajamos, tanto en Senegal como en Francia. Los contextos culturales son distintos, pero el trabajo es similar. Las semillas constituyen uno de los pilares irreemplazables de la producción de alimentos. El intercambio de semillas entre las comunidades y los pueblos ha permitido que la agricultura se extienda, crezca y alimente al mundo con una dieta variada”.

Sin embargo, el sector empresarial amenaza esta autonomía con una ofensiva legal de escala mundial, y prácticamente todos los países del mundo han aprobado leyes en este sentido, reduciendo los derechos de los campesinos a reproducir sus propias semillas, explicó Audrey. Los derechos de los campesinos se ven amenazados históricamente desde la creación de la Organización Mundial del Comercio, que ha permitido al sector empresarial la imposición de patentes y de privatizaciones sobre las variedades. “Necesitamos que se actúe a todos los niveles, desde lo local, promoviendo la conservación de semillas, pero también a nivel nacional, para garantizar los sistemas de semillas campesinas frente a los transgénicos. A nivel regional e internacional, hay que hacer prevalecer la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales, cuyos artículos 19 y 20 recogen el derecho a participar en la toma de decisiones sobre las cuestiones relativas a la conservación y el uso sostenible de los recursos filogenéticos para la alimentación y la agricultura”.

Para concluir, sobre la crisis de la COVID-19, Audrey Boullot, indicó que la pandemia ha demostrado que el cambio de paradigma en los sistemas alimentarios ahora es más urgente que nunca, y la agroecología tiene la capacidad de responder a estos desafíos. “Hay que revisar todo lo que obstaculiza la biodiversidad, como los acuerdos de propiedad intelectual sobre recursos genéticos y cultivos. La conservación y el intercambio de semillas son prácticas vitales”, concluyó.

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