
La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) ha publicado su resolución de subvenciones de la convocatoria de 2017 y CERAI está de enhorabuena. De los 4 proyectos presentados, la AECID ha concedido subvención a 3 de ellos, otorgándoles la mejor puntuación entre los presentados en cada uno de los respectivos países. En este caso en: Cuba, Mauritania y Mali. El proyecto de CERAI presentado en Cuba, además, ha sido el mejor puntuado del total de los 180 que se han presentado en esta convocatoria 2017, y que se han repartido en 23 países prioritarios.
No es la primera vez que CERAI obtiene la mejor puntuación en una convocatoria de subvenciones, como ya os informábamos a mediados de 2017 cuando la alcanzamos en la convocatoria de Proyectos de Innovación de la AECID, con un proyecto para la puesta en marcha de la producción comercial de biofertilizante micorrízico en Cuba.
Si en aquella ocasión logramos la mejor puntuación de los 79 proyectos que participaron en la convocatoria de Innovación, esta vez lo conseguimos en 3 de entre 180 proyectos de la convocatoria de Cooperación. Para CERAI esto supone un gran reconocimiento al trabajo y a la trayectoria de nuestra organización.
Una convocatoria muy concurrida
Se presentaron 180 proyectos, de los que sólo se financiarán 61: 34%
CERAI logró financiamiento para 3 de los 4 proyectos solicitados: 75%
En los 3 países, el proyecto de CERAI fue el mejor valorado
Se presentaron 6 proyectos para Cuba de los que se aprobaron 2
8 para Mauritania y se aprobaron 4
8 para Mali y se aprobaron 3
El cuarto proyecto presentado por CERAI, y que ha quedado fuera del otorgamiento de subvenciones, iba destinado a continuar nuestra labor de fomento de los huertos familiares en los campamentos de refugiados saharauis, en Argelia. Lamentablemente, la falta de subvención para esta estrategia de CERAI en los campamentos saharauis va a suponer un paréntesis a una trayectoria de trabajo de más de 10 años, durante los cuales se han creado más de 340 huertos sostenibles, gestionados en su mayoría por mujeres y por personas víctimas de minas (para éstas últimas se han acondicionado los huertos para movilidad reducida).
“Pero si un proyecto no financiado induce al análisis, 3 proyectos tan bien valorados obligan a una ejecución más exquisita aún” – afirma Vega Díez, directora de Cooperación Internacional en CERAI-. “Ese es nuestro mayor reto de los próximos dos años. Y con la ayuda de todas las personas que nos apoyan, esperamos estar a la altura. Y esperemos que todas las personas que conocen nuestro trabajo, desde las personas socias, hasta las beneficiarias de nuestros proyectos, puedan leer y vivir los frutos de un trabajo hecho con tanta cautela y tanto convencimiento de estar abriendo camino. Sembrando alternativas”.
Con todo, desde CERAI queremos compartir este éxito en la convocatoria de subvenciones de la AECID 2017 con nuestra base social y con las organizaciones socias locales.
De este modo renovamos nuestro esfuerzo e ilusión en nuestro lema de ser motor de cambio de las comunidades campesinas.
Tres semillas locales de alta calidad que sembramos en 2017
OPINIÓN: Vega Díez, directora de Cooperación Internacional de CERAI
En CERAI apostamos por el trabajo a largo plazo. Por profundizar, crecer, aprender y aportar en las zonas en las que trabajamos junto a nuestras organizaciones socias locales. Basamos nuestras decisiones en el análisis de las actuaciones anteriores, tramando poco a poco ajustes para mejorar y adaptar las propuestas a cambios que suceden en terreno y que se mezclan con aportaciones externas. Por ello son procesos lentos y sutiles.
Pero lejos del aspecto inmovilista que puede desprender para algunos la preservación del medio, el ahorro de recursos, la consideración de la sabiduría de los pueblos y la aplicación del principio de precaución al uso de biotecnologías, mostramos que el desarrollo endógeno tiene mucho de innovador. Necesita de un amplio proceso participativo para encontrar ese ajuste que no lo haga extraño a la sociedad, al ecosistema y a la cultura que lo acoge, proponiendo a su vez mejoras y cambios que se consoliden y conduzcan a un desarrollo sostenible. No se trata de imitar lo que se hacía antaño. Se trata de obtener el denominador común entre la tecnología de la vida moderna y las características propias de cada pueblo, preservándolas.
En ese juego tienen mucho que decir nuestras organizaciones socias locales. Ellas son las que trasladan sus sentires, sus problemas, sus anhelos. Son ellas las que promueven las iniciativas y la cooperación para buscar soluciones y recursos destinados a mejorar la vida en sus comunidades. Seguir leyendo