CERAI

20 Años del Foro Mundial sobre la Reforma Agraria

El pasado 8 de diciembre se cumplió el 20 aniversario del Foro Mundial sobre la reforma Agraria (FMRA). En este estuvieron presentes el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (CERAI) junto a Cáritas (España), Center for the Study of the Americas (CENSA, EEUU), Confederaçao Nacional dos Trabalhadores na Agricultura (CONTAG, Brasil), Food First Information and Action Network (FIAN, Alemania), Focus on the Global South (Tailandia), Forum du Tiers Monde (Senegal), Fondation Charles Léopold Mayer pour le Progrès de l’Homme (FPH, Francia) Instituto Brasileiro de Análisis Social y Económico (IBASE, Brasil), Land Research Action Network (LRAN, Internacional), Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST, Brasil), Plataforma Rural (España), Veterinarios Sin Fronteras (España) y Vía Campesina (Internacional). Junto a representantes de la academia y la sociedad civil (ver composición del comité organizador). Todas estas organizaron el primer foro, del 5 al 8 de diciembre de 2004, en València (España). Este reunió a 500 delegados en representación de más de 200 organizaciones de 72 países y 5 continentes.

En sus conclusiones, el FMRA afirmó que el objetivo compartido de la soberanía alimentaria era complementario con el del acceso a la tierra y a los recursos naturales, y que el reconocimiento de los derechos de los campesinos del mundo era un requisito previo.

Dos años después del nuevo impulso dado por el FMRA, la FAO y el Gobierno de Brasil organizaron en 2006, en Porto Alegre (Brasil) la Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR). Los y las participantes en esta conferencia, reafirmaron que la inseguridad alimentaria, el hambre y la pobreza rural eran en gran parte el resultado de una falta de acceso a los recursos productivos que la mayoría de los agricultores sufrían a nivel mundial. El papel potencial de los agricultores familiares en general, y de las comunidades tradicionales y en particular de los grupos indígenas, fue puesto como prioritario para promover la seguridad alimentaria de todas las personas y también el desarrollo sostenible. La conferencia concluyó su trabajo poniendo de relieve la necesidad de reorientar las políticas de desarrollo de las poblaciones más vulnerables mediante el fortalecimiento de sus derechos, tanto individuales como colectivos.

Diez años después, en 2016, en València, el Foro Mundial sobre el Acceso a la Tierra y los Recursos Naturales (FMAT) fue convocado por numerosas organizaciones sociales rurales y urbanas, voces investigadoras y algunas instituciones gubernamentales. Su objetivo era realizar un balance de los compromisos asumidos por los estados en la CIRADR en favor de un acceso más equitativo a la tierra. Durante este encuentro se evidenció el fracaso de los compromisos asumidos. Efectivamente, muchos gobiernos nacionales se habían comprometido a abordar la cuestión de la tierra de forma directa. Diez años después, se tuvo que admitir que los «líderes» no habían respondido en absoluto a la urgente necesidad de resolver, por esta vía, las desigualdades económicas y el mal uso de los recursos naturales que minan el planeta.

A pesar de estos años de movilización, el avance del movimiento social a nivel mundial no se ha producido un cambio que invirtiera la tendencia. «Las directrices Voluntarias para la Gobernanza Responsable de la Tenencia de la Tierra, la Pesca y los Bosques» adoptadas por el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) en 2012, o el Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar 2019-2028«La Declaración sobre los Derechos de los Campesinos y de otras Personas que trabajan en las Zonas Rurales», adoptadas el 2017 y el 2018, respectivamente, por la Asamblea General de la ONU; son el resultado de la lucha promovida por los movimientos campesinos y de agricultura familiar. Sin embargo, los estados han evitado dotarlas de carácter vinculante. Su falta de voluntad para actuar eficazmente en la protección de las comunidades rurales, pesqueras y forestales sigue siendo inaceptable. Y las políticas públicas continúan potenciando las acciones de destrucción social, económica y ambiental a través de muchas empresas e instituciones.

Las declaraciones de las asambleas intergubernamentales (CSA, ONU entre otras) han obligado a las organizaciones campesinas, de agricultura familiar, de los pueblos indígenas, a las asociaciones de defensa del bien común y los movimientos sociales a confrontarse con cada uno de los estados para tratar de lograr avances concretos sobre el apoyo a la agroecología campesina y a la soberanía alimentaria; una gobernanza de la tierra que sitúe a las personas y al territorio en el centro de sus objetivos.

Sin embargo, las políticas neoliberales han acelerado el acaparamiento de las tierras agrícolas y los recursos naturales por parte de las empresas capitalistas. Los dirigentes y agentes financieros de estas corporaciones explotan tanto a los seres humanos como los recursos naturales de manera «minera»; es decir, sin mantener condiciones de vida dignas para los primeros y agotando literalmente los segundos. La expansión de los agronegocios y las empresas “extractivistas”, así como de la infraestructura urbana, generan el saqueo o la apropiación de las mejores tierras, de los bosques, ríos y mares, destruyendo las formas más sostenibles de agricultura, ganadería, agroforestería y pesca. También precarizando a las familias, a las comunidades rurales y a los pueblos indígenas que las desarrollan, especialmente a las mujeres y eliminando el futuro de los y las jóvenes. El éxodo masivo a las ciudades y el incremento de la tala de bosques agravan la crisis climática.

La evidencia de que el justo acceso a la tierra y los recursos naturales es vital para nuestra humanidad y la necesidad de afrontar con urgencia las situaciones de acaparamiento de tierras y de los recursos naturales, ha motivado que la articulación social se haya profundizado.

En este período de tiempo las alianzas entre organizaciones campesinas, de agricultores/as familiares, de pueblos indígenas y de trabajadores/as agrícolas y asociaciones en defensa de los comunes naturales y ambientalistas han ido construyéndose. CERAI, junto a AGTER, La Confederación de Organizaciones de Productores Familiares del Gran Mercosur (COPROFAM, América del Sur) representada por la Confederación Nacional de Trabajadores Agrícolas (CONTAG, Brasil), Confédération paysanne (Francia), la convergencia mundial de las luchas por la tierra, el agua y las semillas campesinas en África Occidental (CGLTE-OA), Coordinadora Europea Vía Campesina (ECVC), Ekta Parishad (India), Red de Organizaciones de Agricultores y Productores de África Occidental (ROPPA), La Vía Campesina África Occidental y Central y el Collectif Tany pour la défense des terres malgaches (Francia, Madagascar) se unieron en 2019 para promover el Foro de Luchas por la y los Recursos Naturales. El objetivo fue reforzar y ampliar las alianzas entre movimientos y organizaciones y aumentarla masa política, compartir experiencias y construir respuestas comunes, proponer instrumentos políticos vinculantes a nivel mundial.

Nuevos horizontes se abren, y durante la Sesión 52 del Comité de Seguridad Alimentaria de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma, Italia, se apoyó la propuesta de Colombia de organizar la tercera Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR+20) en 2026. Este evento buscará restablecer el diálogo y la cooperación internacional alrededor de la seguridad de la tenencia de la tierra frente a los desafíos globales que necesitan acciones conjuntas y coordinadas. Este, además, será el escenario propicio para que los países participantes intercambien iniciativas positivas de políticas sobre la tierra, así como los límites, las dificultades que pueden haber enfrentado y las lecciones aprendidas.

La agenda propuesta para la CIRADR+20 tiene, inicialmente, dos objetivos:
1. Compartir las evaluaciones de los países sobre la relación de la tenencia de la tierra frente a los diversos retos que enfrentan sus sociedades en torno a la seguridad alimentaria, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la crisis ambiental, entre otros.
2. Trazar una ruta común de acciones a corto, mediano y largo plazo para regularizar e institucionalizar una iniciativa intergubernamental en torno a la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, que contemple la reflexión permanente y el trabajo práctico, en medio de la diversidad entre naciones para el cumplimiento de los objetivos comunes.
CERAI mantiene, más fuerte que nunca, su decidido compromiso por un acceso justo a la tierra y los recursos naturales y apoya la propuesta del Gobierno de Colombia de organización de la Conferencia Internacional que retome de forma decidida el diálogo y el desarrollo de instrumentos políticos vinculantes a nivel mundial.

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