Hoy, 9 de septiembre, se celebra el Día Mundial de la Agricultura. Esta fecha conmemora la fundación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 1945. El objetivo: destacar la importancia del sector en la seguridad alimentaria y la necesidad de un desarrollo agrícola sostenible. Por delante muchos retos, y desde siempre, una certeza, la agricultura es esencial para alimentar a las personas y para sostener el planeta. Por todo ello, CERAI reivindica y trabaja cada día para favorecer, de norte a sur, una agricultura familiar y social basada en la agroecología.
Esa actividad milenaria que en los últimos tiempos, azotados por la pandemia de la COVID o por fenómenos naturales como la Dana o el huracán Rafael, se ha demostrado crucial, también es una actividad que en pleno siglo XXI continúa reclamando atención, respeto y justicia para las personas trabajadoras del sector.
Hoy en día, los datos del estado español evidencian cómo el número de personas dedicadas a la agricultura desciende a la vez que aumenta la superficie de las explotaciones de gran tamaño. Este escenario conduce a un modelo en el que predomina una agricultura sin agricultores y agricultoras, liderada por “quienes más tienen, por los acuerdos de libre comercio, y por políticas a medida de la agroindustria”. Una tendencia que es global y que recoge el último informe de la FAO sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación.
Además, otro de los desafíos dentro del sector es el relevo generacional. Y es que son muchas las personas jóvenes que migran del campo a las ciudades, y la población urbana que tiene interés en este sector profesional se enfrenta a una serie de obstáculos para formar parte de este. La desaprobación social de un plan de vida que implique dedicarse al campo, o la falta de información sobre cómo emprender un proyecto son los primeros retos a los que estas personas se enfrentan. Asimismo, es destacable también que, en muchos casos, vivir en un entorno rural significa menor acceso a educación, salud, comunicaciones, transporte..
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), más del 55% de las personas titulares de explotaciones agrarias tienen más de 55 años, y sólo en torno al 8% son menores de 40 años. Esta descompensación generacional pone en peligro no sólo la continuidad de muchas fincas familiares, sino también el equilibrio demográfico de las zonas rurales. Esta tendencia afecta también al resto de los estados europeos y ya fue destacada en uno de los últimos informes realizados por el Parlamento europeo. Por ejemplo, solo el 12% aproximadamente, de los jefes de explotaciones tenía menos de 40 años y casi la mitad tenían entre 35 y 39 años.
Por todo ello, hoy y cada día, CERAI reivindica la agricultura campesina basada en la agroecología que da cohesión social y vida a las zonas rurales; cuida de la biodiversidad agraria que produce alimentos sanos; y además desarrolla un modelo agroalimentario justo y sostenible para todas en cualquier parte del mundo.
La agroecología, siempre en el centro, para cuidar la tierra, a quienes la trabajan y a las comunidades que la habitan.




