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CERAI recibe el premio ‘Activistas por el Futuro 2024’ del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030

Ayer jueves, el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (CERAI) recibió el premio ‘Activistas por el Futuro 2024, una España mejor con la Agenda 2030’, entregado por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030. El objetivo de este reconocimiento es “estimular y reconocer la trayectoria, dedicación y contribución de iniciativas y prácticas de entidades sociales, académicas y de la economía social al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 en España y en el mundo”.

La organización ha recibido, así, el reconocimiento del programa Horta Cuina en la categoría de ‘Transición ecológica justa’. Un reconocimiento que ha sido posible gracias a la presentación de su candidatura por la Sociedad Española de Agricultura Ecológica y Agroecología (SEAE).

El evento, desarrollado en la sala Ernest Lluch del ministerio, contó con la participación de Paula Fernández-Wulff, directora general de la Agenda 2030 y con Isabel Iparraguirre del Monte, vicepresidenta del Consejo de Desarrollo Sostenible, órgano de participación de la sociedad civil de la Agenda 20230, y presidenta del jurado de los premios.

“Consideramos fundamental el trabajo que realizan los colectivos y organizaciones de la sociedad civil para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y por ello, estos premios vienen a reconocer todas las iniciativas que generan impacto en el desarrollo sostenible en España, que como sabéis tiene tres vertientes: social, económica y medioambiental”, ha destacado la directora general.

Fernández-Wulff ha enfatizó que la Agenda 2030, frente a un contexto desolador, aporta un marco ético, un horizonte de certidumbre y una herramienta de política pública fundamental para construir el estado del bienestar del siglo XXI.

“Estos premios se enmarcan en un contexto más amplio de incertidumbre y de crisis que se solapan, una crisis de desigualdad que afecta a todos los estratos de la sociedad, una crisis climática y medioambiental, que afecta, sobre todo, a aquellos con menos recursos, una crisis del sistema de cuidados, del sistema como tal y de las personas que proveen estos cuidados, y una creciente crisis del multilateralismo que está normalizando las políticas de odio que busca socavar el estado del bienestar”.

Horta Cuina: una iniciativa con futuro
¿Qué pasaría si todos los comedores escolares del País Valencià fueran abastecidos con producción ecológica y de proximidad? A partir de esta hipótesis, CERAI empezó a trabajar en la educación en ciertos valores dentro de las escuelas.

“Empezamos con un programa muy poco ambicioso, La sostenibilitat la plat, y acabamos dando un impulso a una Sociedad Agraria de Transformación (SAT), que es en este momento Horta Cuina. Y desde ahí hasta recibir este premio. Es decir, empezamos imaginando lo bonito de educar a padres, madres, profesorado en qué es eso de consumir productos de proximidad y ecológicos y qué impacto tiene en nuestro territorio y una vez ya tenemos a la gente sensibilizada, conseguimos crear la estructura necesaria para que por fin esos productos de la huerta llegaran a las cocinas de las escuelas y en los platos de los menús escolares”, destacó Sarai Fariñas, técnica de CERAI y responsable de recoger el premio en representación de todas las personas que hacen posible Horta Cuina.

Fariñas, en su intervención, hizo  una mención especial a todas las personas que, desde diferentes ámbitos luchan, día a día, por una alimentación escolar más justa, saludable y sostenible. “Personas que hacen posible Horta Cuina y que demuestran que la sostenibilidad es un modelo alcanzable cuando existe voluntad política y compromiso social”.

En el reconocimiento, otorgado por el ministerio, estuvo presente el director de la organización, Jorge Cavero, también acompañado por Vicent Grau, agricultor de la junta rectora de Horta Cuina y Julio Quilis, agricultor, miembro de SaiFresc, que es un proyecto integrado en Horta Cuina y galardonado como el mejor proyecto empresarial de agricultura ecológica de Europa. Ambos agricultores han sido reconocidos por la técnica de CERAI.

“Estas dos personas representan el compromiso y el alma de este proyecto. su dedicación y esfuerzo son testimonio vivo de cómo la colaboración entre productores locales y comunidades puede realmente transformar el sistema alimentario”, indicó Sarai Fariñas.

“Este premio es un apoyo de la administración a la labor que está haciendo CERAI y Horta Cuina. Y pensamos que esto ayudará a que agricultores y niños y niñas puedan tener una mejor alimentación y la huerta de València tenga un mejor futuro”, destacó  Julio Quilis.

La alimentación: un derecho fundamental que necesita un marco regulador sólido
El Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional apuesta por garantizar que cada niño y niña tenga acceso a una comida saludable, sostenible y de calidad en el entorno escolar. Algo que no puede depender solo del esfuerzo individual de docentes, familias o pequeños productores.

“Es necesario un compromiso decidido por parte de las administraciones para consolidar un modelo que ya está demostrando su eficacia. Horta Cuina es una experiencia transformadora. No solo ha logrado abastecer a 50 centros escolares con productos frescos y ecológicos, sino que también ha tejido una red de confianza entre agricultores, cocinas escolares y comunidades educativas. Algo muy importante, porque no es suficiente con conseguir que los productores lleguen a las cocinas, sino que estas cocinas tienen que estar preparadas y la comunidad educativa tiene que ser consciente”, señaló Sarai Fariñas.

Durante su intervención, la técnica de CERAI hizo énfasis en la necesidad de disponer de un marco regulador sólido que establezca criterios de compra pública alimentaria sostenible con una norma obligatoria, con organismos de apoyo y sanciones para su cumplimiento.

“La compra pública no solo debe garantizar una alimentación de calidad en los comedores escolares, sino que también puede ser una herramienta estratégica para transformar nuestro sistema alimentario. Una política que puede hacerse extensiva a otros espacios como: hospitales, centros de día, centros penitenciarios, residencias… reforzando así el tejido productivo local y logrando un impacto positivo en toda la comunidad».

Sara Fariñas llamó la atención sobre la necesidad de “decretos valientes” que no sólo establezcan estándares de calidad, sino que obliguen a un porcentaje mínimo de productos ecológicos y frescos, acorde a nuestro sistema productivo. “Recordemos que gran parte de la producción ecológica de nuestro país se dedica a la exportación”.

La compra pública en España representa una inversión aproximada de más de 3.000 millones de euros anuales y orientar esta inversión hacia la adquisición de productos locales y sostenibles no solo mejoraría la calidad de la alimentación en las escuelas, sino que también sería una herramienta poderosa para abordar el relevo generacional en el sector agrario, preservando así el patrimonio rural y promoviendo una economía más justa.

Por último, Fariñas reivindicó la necesidad de implementar comedores universales y gratuitos. Para ello, ha puesto de ejemplo países como Finlandia y Suecia que llevan más de 75 años desarrollando este modelo con resultados muy positivos para la salud y el rendimiento académico.

“La alimentación es un derecho fundamental, y garantizar que todos los niños y niñas tengan acceso a una comida saludable en el entorno escolar es esencial para hacer efectivo este derecho. Según EDUCO, esto tendría un coste aproximado de 1.073 millones de euros anuales para las administraciones públicas. Actualmente las familias asumen una parte significativa de este coste, lo que genera desigualdad en el acceso a una alimentación adecuada. Y consideramos que esta inversión es viable porque ya lo han demostrado estudios como los de EDUCO para asegurar el bienestar y el desarrollo”.

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